“Yo he
venido para que tengan vida, y vida en abundancia…”
¿Vida en
abundancia? ¿Qué significa? A veces no entiendo…
Cansancio
en abundancia, sí. Enfermedad y dolor en abundancia. Guerra y persecución en
abundancia cuando veamos las noticias. Migración y discriminación en
abundancia…
Dice Jesús
que su yugo es ligero (Mat 11:28), pero lo podemos creer? Todos tenemos bastante
trabajo por nuestro llamado a este ministerio más la labor en la iglesia, con
la familia, en muchos áreas… Todo para cumplir con esta idea de vida abundante,
¿no?
Leamos Salmo 66:8-12…(RV1960) “pasamos por el
fuego y el agua, y nos sacaste a abundancia.”
¿Cuántos de
nosotros nos sentimos como pasamos por fuego y agua? ¿Por el caos – lo que
representa agua para los hebreos - y
sufrimiento?
El año
pasado como parte de los Caminantes, leí el libro de Joel Van Dyke que se llama
Geografía de Gracia y me marcó la vida porque me hizo pensar en lo que es mi
mentalidad acerca de la abundancia. Me di cuenta leyendo este capítulo del
libro que aunque diga que creo la Biblia y confío en un Dios de abundancia,
pocas veces vivo así. Hoy esta reflexión es así. Una reflexión. No es un
paquete envuelto en papel bonito pero son pensamientos y preguntas acerca de la
vida abundante.
Jesús
también pasaba por pruebas. En capítulo 4 de Mateo, Jesús caminaba en el
desierto ayunando por 40 días. 40 días que le recordaba de los 40 años de los
israelitas, su pueblo, buscando la tierra prometida. Los israelitas, el pueblo
escogido supuestamente, pero ahora en el tiempo de Jesús, están bajo del
control del poder militar de Roma. Es un pueblo explotado, pobre, sufriendo…
¿Ellos son los escogidos?
Jesús mismo
viene de una familia pobre, migrante. Él conoce el sufrimiento de su pueblo, de
su propia vida y de su estómago vacío en este momento cuando Satanás le
pregunta una cosa sencilla: “¿Por qué no conviertes las piedras a pan?” Lógico
que el Hijo de Dios, supuestamente poderoso y bondadoso debe usar su poder no
solo para aliviar su propio hambre pero de su gente también. Imagínense un
desierto lleno de piedras, convertidas a pan – ¡nadie tendrá hambre jamás!
Piénsenlo…
Es lo que nosotros soñamos, verdad? Usar nuestras dones para aliviar y resolver
los problemas del mundo… de la nación… de la ciudad… de la comunidad… ¡por lo
menos de nuestra familia o propia vida!
Geografía de Gracia nos recuerda que Jesús resistió la tentación a resolver sus propios problemas. Se dio cuenta que la abundancia de Dios no tiene sentido en nuestro mundo muchas veces. Él es el sembrador que lanza preciosa semilla en cualquier lugar. Él es el que cambia agua sucia en vino fino. El amor abundante de Dios nos invita a la mesa donde todos tenemos lugar. Podemos "re-imaginar la economía de Dios como una de descuidada abundancia." Cuando veamos toda la humanidad como a un amigo somos más generosos y las posibilidades de abundancia abundan. Quizá si Jesús hubiera cambiado las piedras a pan en ese momento estaríamos esclavos a milagros y nuestras propias soluciones a los problemas. Pero Jesús responde al tentador que vivimos de todo lo que sale de la boca de Dios (Mat 4:4). Jesús resiste al mito de la escasez y le ve a Dios como amigo confiable. Hay suficiente. !Hay suficiente!
Mary Jo Leddy escribe:
La economía del amor de Dios no está basada en una ley de escasez sino que está enraizada en el misterio de la superabundancia. La decisión personal o política de declarar que no hay suficiente es el inicio de crueldad, guerra y violencia social en una insignificante gran escala. Por el otro lado, la elección de afirmar que hay suficiente para todos es el inicio de comunidad, paz y justicia social. La opción de asumir que hay suficiente libera la imaginación para pensar en nuevas posibilidades políticas y económicas.
==Ejercicio de pan: Todos reflexionamos en lo que significa vida abundante para cada uno de nosotros en silencio. Yo sé que el silencio nos cuesta pero ponemos lo que aprendemos en Faithwalking en práctica ahorita para reflexionar individualmente. Toman un pedazo de pan mientras piensan… (cada persona tomó un pedazo de pan de un pan grande, y al final sobró un tercero. Después repartí el mismo tamaño de pan pero ya cortado en pedazos y algunas personas casi no recibieron nada).
No sabía si
este ejercicio iba a funcionar o no, pero parece que sí. Y no estoy diciendo
que no tenemos que ser buenos mayordomos. Pero siempre hay una tensión en la
vida, y hoy nos enfocamos en la abundancia. Cuando nosotros decidimos cuánto
podemos dar, cuánto Dios puede dar, repartimos todo según nuestros cálculos y a
veces ajuste. A veces falta y a veces sobra, pero no sabemos y nos afanamos
por tener el control. Al otro lado, si confiamos que en Dios hay suficiente y lo
dejamos a él repartir, sobra. ¡Sobra! Hay suficiente. Cuando yo vivo con mis
manos cerradas y reparto todo a mi estimación, me preocupo siempre, pero cuando
vivo con las manos abiertas y reparto liberamente, sobra.
¿Realmente
lo creemos? Cambiemos nuestra mentalidad de escasez a una de abundancia.
Digamos que creemos la Biblia. Creemos que Dios tiene el ganado de cien pastos,
como dice Salmo 50:10. Creemos cuando Jesús nos reta en Lucas 6:38 diciendo: “Den y se les dará: se les echará en el regazo
una llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque en la medida que midan a
otros, se les medirá a ustedes.” Vivimos con abundancia, descansando y
confiando en el Señor que hay suficiente. Suficiente dinero para el
presupuesto… suficiente tiempo para el horario… suficiente gracia cuando
tenemos que decir “no” y reconocer que alguien más tiene que reponer nuestro
esfuerzo. Dice Juan 10:10 que el
ladrón sólo viene para robar, matar y destruir… Buscando en el contexto lo que
Jesús quiere decir con vida abundante, vemos el contraste. Jesús nos regala… no
roba; nos resucita… no mata; nos edifica… no destruye. Tenemos vida abundante
cuando le seguimos a él, nuestro buen pastor. Él es la puerta, las ovejas le
reconocen su voz y le siguen. Esa es la vida en abundancia.
Cerramos
con Salmo 145:14-21 (DHH)… Abre las
manos. Sacia lo que necesitan los seres vivos. Cumple con los deseos del
corazón. Vivamos con una mentalidad de la vida de abundancia.
[Esta es una reflexión que di en Centro Nehemías durante el tiempo devocional el lunes 21 de septiembre.]
[Esta es una reflexión que di en Centro Nehemías durante el tiempo devocional el lunes 21 de septiembre.]